“Queremos hacer del pádel un deporte global”

 

  • Thomas Johansson, ex estrella del tenis y director general del APT, considera a España un país “básico” para lo que espera sea “el circuito de todos”

 

 

Thomas Johansson es el ejemplo perfecto del ‘converso’, del deportista que pasó del tenis al pádel, atraído por un juego técnico y eléctrico. El sueco (Linköping, 1975) fue campeón del Abierto de Australia de tenis y perdió la final olímpica de dobles en Pekín 2008 ante Federer y Wawrinka. Verdugo de España en semifinales de la Copa Davis de 1998, que finalmente ganó Suecia a Italia (fue suplente en la final), fue reclutado por la empresa gestora del APT Padel Tour como director general.

 

Dicen que este circuito quiere cambiar la forma de gestionar este deporte. ¿Cómo?

Somos un tour muy joven. Yo empecé en mi cargo en enero de este año, y el año pasado sólo hubo dos eventos por la pandemia. Lo que hemos hecho en este corto plazo es alucinante, especialmente en una situación así. Ha sido un trabajo duro y un gran reto, pero el objetivo del APT es ser global y que el circuito sea para todos. Ahora tienes dos circuitos: WPT y APT. El WPT ha hecho un buen trabajo, pero queremos ser diferentes, hacer global este deporte, y ser el circuito de todos. Tenemos una estrategia para 2022 y entonces se verá fácilmente que seremos diferentes al resto.

 

¿Cuál es su papel exactamente en el circuito?

Soy el director general. El dueño y presidente es Fabrice Pastor. Mi trabajo es conseguir una buena estructura del circuito, trabajar en el calendario y con los patrocinadores actuales y futuros. También desarrollar una fuerte comunicación con los jugadores, porque son los que sostienen el circuito y necesitan tener voz y ver que el tour es transparente: si tienen algo que preguntar acuden a mí. Esa es la fortaleza del circuito ahora. Somos muy amigos, intentamos hacerlo crecer, los jugadores son increíblemente amables cuando invitamos a un torneo a chavales o si organizamos un ProAm, y esa va a ser una fortaleza tremenda: trabajar juntos, no tener secretos e intentar hacer crecer también este deporte en sí.

 

¿Qué planes tienen para España en el tour? ¿Qué papel puede jugar Sevilla?

Desde luego Sevilla puede jugar un gran papel. En primer lugar porque es una ciudad fantástica, la gente conoce el pádel aquí y seguramente sea el segundo deporte que más se practica después del fútbol, o de los que más, top 5 seguro. Mi objetivo el año próximo es celebrar entre 14 y 16 eventos de máximo nivel por todo el mundo, y llegaremos a nuevos continentes que anunciaremos en breve. Quiero que la gente juegue y disfrute. La ventaja respecto al tenis es que ahí necesitas dos años para disfrutar y en el pádel, dos meses. España es un país básico para nosotros y Sevilla es de las ciudades más bonitas del país: el dueño del tour la considera su segundo hogar. Por eso estamos en Río Grande. Creo que Sevilla será una sede estable, pero también queremos ser un circuito global, entrar en el máximo número de continentes posible sin dañar el calendario, y veo un enorme potencial en el pádel y para el circuito.

 

¿Qué le falta al pádel para ser un deporte global?

El pádel está creciendo de locos. Soy sueco y veo lo que pasa en Suecia. Es increíble. Están construyendo instalaciones y pistas de pádel a izquierda y derecha. En muchos países de Europa y del mundo el pádel va a crecer muy rápido, pero necesitamos centrarnos en los chavales, no sólo en lo que podemos hacer mañana sino en lo que va a ser este deporte dentro de 10 años. En nuestra estrategia para 2022 se podrá ver a qué me refiero, no nos centraremos sólo en los jugadores top, sino también en construir desde la base.

 

Thomas Johansson (Foto: APT Padel Tour)

Thomas Johansson (Foto: APT Padel Tour)

 

¿Para cuándo el pádel en los Juegos Olímpicos?

Creo que podría darse en 6-8 años, quizás antes. El pádel acabará estando en los Juegos. Veo el crecimiento y el interés, pero necesitamos más países que construyan pistas y lancen escuelas de pádel. En Suecia por ejemplo, juega la gente de nuestra edad, no los niños todavía. Tenemos que centrarnos en eso para que el pádel crezca, porque tú y yo no vamos a ir a los Juegos, es triste pero es así (risas), no importa lo buenos que seamos.

 

Usted ahora es directivo. ¿Cómo es la vida después del deporte profesional? Muchos deportistas de máximo nivel no encajan bien llevar una vida ‘normal’. ¿Cómo preparó ‘el día después’?

Lo que yo hice es meterme en un proyecto muy rápido. Mi vida ha sido el tenis y adoro el tenis. Un amigo al que escuchaba mucho me decía: “Thomas no esperes, métete en algo rápido, te mantienes activo y con la cabeza centrada”. Pero no es fácil porque un deportista profesional es su propio jefe, aunque tengas un entrenador que te guíe y ayude. No es fácil pasar a recibir órdenes. En el tenis trabajas con quien quieres, pero eso no pasa en la vida, tienes que hacerlo con gente con la que a veces no quieres. No puedes decir “lo dejo” o “estás despedido”. Cuando eres deportista profesional trabajas con quien quieres, si no te gusta tu entrenador lo echas; sencillo. Creo que algo que hice bien fue cómo enfoqué las acciones con patrocinadores, o los eventos. No sabes con quién te la vas a jugar en el futuro, quiénes son los padres de ese niño o niña que fue recogepelotas en un torneo, y cómo le hablaste, cómo te comportaste. Intentar ser amable y con la mente abierta, poner lo mejor de ti en cada cosa, influye en tu futuro.

 

¿Qué estudió usted?

Nueve años de escuela, y paré para hacerme profesional del tenis. Había quien quería que lo dejara antes, pero mis padres me insistieron en que siguiera. Puedes ser el mejor júnior del mundo que no vas a saber cómo te va a ir en el nivel profesional. La educación viene de casa, y si no la tienes difícilmente te la van a dar tu entrenador, tu mánager, tus amigos o cualquier otro. Los deportistas se hacen profesionales a edades muy tempranas y hay que ser muy cuidadoso con qué tipo de personas te rodean. Quiero gente honesta cerca, que me diga lo que hago bien y lo que no. He tenido suerte con el círculo de amigos que hice, con los que sigo en contacto hoy.